Editoriales

Editorial - 1114

 


Siembra de odio

 

"Quien sembrar vientos cosecha tempestades"

Este refrán no es más que la aplicación popular de la Ley de Acción y Reacción.


"Somos lo que somos, porque pensamos como pensamos y hablamos como hablamos”. Nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras palabras nos modelan de forma lenta pero profunda.

 

Los efectos del odio recaen en primer lugar sobre la persona que lo produce y luego sobre los demás; de aquí la importancia de pensar, hablar y actuar en positivo y de eliminar todo sentimiento de envidia, odio y resentimiento, porque son muy destructivos.

 

Todo lo que ocurre en el mundo y en nuestra vida es el resultado de un proceso: Nace, crece y genera efectos. Sabemos que las ideas y los sentimientos poseen una dinámica que les impulsa a crecer. Evita sembrar en tu mente y en tu corazón las semillas del mal, porque luego crecerán como la cizaña, invadirán tu mente y te robarán la libertad.

 

No olvides nunca que tu vida es el reflejo de tus actos. Cuando tengas "problemas" piensa en qué te has equivocado y rectifica a tiempo. Lo ideal es prever y planificar las cosas con tiempo, tener una visión correcta de la vida y controlar las emociones.

 

El odio no es necesariamente irracional. Es razonable odiar a gente u organizaciones que amenazan la existencia o hacen sufrir, o cuya supervivencia se opone a la propia. La gente suele odiar a lo que se opone a su salud y bienestar. Entre las cosas odiosas para mucha gente están el capitalismo, el socialismo, el nazismo, el comunismo, la guerra, el terrorismo, la esclavitud, las religiones, el genocidio y el autoritarismo, porque son percibidos como enemigos del bienestar y de la paz.

 

Nadie nace con amor ni con odio. El amor y el odio son conductas aprendidas en respuesta a estímulos provenientes del medio ambiente. Son los padres quienes programan a sus hijos para el amor o para el odio, a través de sus mensajes, actitudes y comportamientos. Esta programación se realiza en la primera infancia, que es cuando el niño pone las bases de sus estructuras intelectual y afectiva.

 

Esta programación se realiza de forma inconsciente y tiende a funcionar de forma automática a lo largo de la vida; sin embargo, el ser humano tiene una conciencia, es inteligente y libre y puede controlar esta programación, por lo cual, es responsable de sus decisiones y paga las consecuencias de sus errores.

 

Cada persona tiene conciencia y capacidad para reflexionar sobre su comportamiento, pero cuando está en grupo se impone la dinámica de la masa social y es suficiente un líder poderoso para reducir la capacidad de análisis y decisión de todo un grupo y arrastrarlo en la dirección que desea; de aquí la importancia de mantener cierta independencia y capacidad crítica, respecto de la sociedad (familia, amigos, política, religión,...)

 

El odio hace que las personas pierdan toda capacidad de reflexión y que justifiquen todo lo que hacen, convirtiéndose en actores o cómplices de barbaridades y, hasta de crímenes de lesa humanidad. Evita todo sentimiento de odio antes de que eche raíces en tu corazon porque irá creciendo y destruirá tu vida. Existe muchos motivos para odiar, pero las personas inteligentes encuentran razones para comprender, para perdonar y para amar.

 

En este mundo globalizado es importante entiender que existen personas distintas, que piensan y actúan de otra forma y tienen derecho a ser como son, a pensar cómo piensan y a actuar como actúan, siempre que no atenten contra los derechos de los demás.

 

Las personas felices son mensajeras del amor y de la paz, pero existen muchas personas frustradas e infelices que odian a todo el mundo. En el fondo desearían destruir todo, pero, como no pueden, tratan de realizarlo a través de su lenguaje. Es fácil detectar a esta clase de personas, abundan en todas partes, sobre todo en la política. Su lenguaje venenoso contamina la mente de las personas.

 

La siembra de odio es la semilla de las futuras crisis y guerras. La ignorancia, la  pobreza y la injusticia son terreno abonado para el odio, por lo que, la mejor forma de combatirlo es  con educación, justicia progreso y amor.

 

 

Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

comments powered by Disqus